Xavier Miserachs, fotógrafo, ha dejado en su paso por esta profesión una fuerte impronta. Su capacidad para captar el instante insólito, el hecho inverosímil, la situación ridícula o la acción conmovedora, y para dejar testimonio impreso de lo que a muchos se nos escapa, fue un modo característico de entender la fotografía que ha tenido, tiene y tendrá innumerables seguidores. Pero para muchos fue el hombre que dejó huella de su estancia en l’Empordà. Al identificarse con este pequeño país, su gente y un estilo de vivir y de sentir se ganó el cariño de todos, y con su talante sencillo, su sonrisa pícara y su risa franca nos contagió el deseo de vivir y de vivir en él.

Pocos meses después de su muerte, unos y otros, los cautivados por el fotógrafo y los amigos de Xavier, queremos rendir homenaje a quien ha sido uno de los mejores profesionales del mundo de la fotografía, y al hombre que tantas veces nos contagió emociones e ilusiones por la vida y por nuestro entorno.

Esta publicación, llena de textos de amigos y llena de fotografías suyas y de los compañeros de profesión que participan en la serie de exposiciones de homenaje, quiere ser, al mismo tiempo, un testimonio de cariño y admiración, así como la primera piedra de un proyecto, que él seguro habría compartido e impulsado, para conseguir que la fotografía tenga aquí una presencia activa en las programaciones culturales y que en la vida cotidiana reciba una atención hasta la fecha aún pendiente. El conjunto de exposiciones de este homenaje constituyen la edición inicial de la Biennal de Fotografia que llevará el nombre de Xavier Miserachs, con la pretensión de hacer presente y viva en el país esa actividad en la que fue un maestro.